En el mundo contemporáneo se suele confundir la abundancia de opciones con la plenitud personal. Se nos suele enseñar que la libertad es la capacidad de poder elegir sin restricciones y que la felicidad depende de tomar las decisiones correctas. Sin embargo, desde los enfoques psicológico, histórico y estructural se advierte que esta idea puede ser engañosa: mientras más opciones tenemos, más frágil se vuelve nuestra libertad interior. Hay visiones que sugieren que la plenitud no proviene de elegir menos, sino de orientar el deseo con sensatez y aprender a encontrar sentido en los límites.