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Historia

Antecedentes

Fue en el año de 1975, a partir de mi experiencia como miembro de la Comisión de Vocabulario Técnico de la Academia de la Lengua y de varios lustros en el consejo directivo de la Sociedad Colombiana de Economistas, cuando tuve la idea de conformar una entidad en la que reunieran quienes a través de la docencia universitaria, la investigación, el ensayo, la publicación de libros y el periodismo hubieran hecho aportes sustantivos a la teoría, la historia y la política económicas.

Desde finales de la Colonia Española en las Relaciones de Mando, pero especialmente a mediados del siglo pasado, hombres como Mon y Velarde, Lino de Pombo, Pedro Fermín de Vargas, Antonio Nariño, Foción Soto, Florentino González, Manuel Murillo Toro, José María y Miguel Samper, Salvador Camacho Roldán, Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, José María Madiedo, Rafael Uribe Uribe, Esteban Jaramillo, Alejandro López, Guillermo Torres, Luis Eduardo Nieto Arteta, Luis Ospina Vásquez, Antonio García y Carlos Lleras Restrepo para no hablar sino de las figuras cimeras, elaboraron profundos análisis de nuestra estructura y devenir económicos y formularon como estadistas, soluciones a nuestra problemática, a medida que el país se adentraba en un acelerado proceso de crecimiento y cambio al desarrollar algunas ramas de la industria y modernizar parte de la economía agraria y de servicios.
 

En la década de los años 40 de este siglo, la Universidad Nacional de Colombia y el Gimnasio Moderno bajo la tutoría de los dos últimos ilustres varones mencionados, concretaron en sendas unidades docentes los primeros intentos en nuestro país, de convertir en carrera  universitaria una disciplina que había alcanzado en el mundo la categoría de ciencia.

Los orígenes

Apartes del informe rendido por Raúl Alameda Ospina en la sección del día 15 de abril de 1986, en la que se eligió la primera Mesa Directiva en propiedad.  

Como ocurre con los seres vivos, el alumbramiento es la culminación de un proceso que se inicia con la concepción y que continúa con la gestación. Así ocurrió con la Academia Colombiana de Ciencias Económicas.  Al cabo de varios lustros de vinculación a la Sociedad Colombiana de Economistas fui designado por el Consejo Directivo como su representante en el Comité de Vocabulario Técnico de la Academia de la Lengua en el año de 1973. Prontamente comencé a tener inquietudes acerca de la posibilidad de crear una academia de ciencias económicas.

Partí de la base de que la economía como teoría y como ejercicio profesional había alcanzado ya un nivel equiparable a las disciplinas que desde la colonia tuvieron un significativo reconocimiento social. Muchos de los más connotados hombres públicos desde finales del siglo XVIII, habían hecho importantes contribuciones al pensamiento económico y casi todas las universidades contaban con facultades de economía, de las que había egresado no menos 25.000 profesionales vinculados a la comunidad científica, a la empresa y a las más altas funciones del Estado. Tales inquietudes se las comuniqué a mis colegas de la Sociedad de Economistas y de la Academia de la Lengua, especialmente a Alfredo Bateman y Eduardo Caro Caicedo, quienes me suministraron los estatutos de la Academia Colombina de Exactas, Físicas y Naturales. Con base en ellos elaboré un proyecto que puse en conocimiento de los doctores Carlos Lleras Restrepo y Antonio García, a quienes les pareció bastante bueno, aunque digno de mayor estudio. Corrido el tiempo sin que ninguno de los dos me hicieran conocer sus observaciones puntuales, me fui a residir a la ciudad de Girardot, lo que me hizo desatender el proyecto.

El día 26 de abril de 1982 murió Antonio García. Yo asistí a su entierro en el que pronuncié unas palabras en homenaje a quien fuera mi maestro, mi amigo y en buena parte mi guía político. Al finalizar las honras fúnebres Isidro Parra–Peña, conocedor de mis inquietudes, me instó a que en homenaje a Antonio, volviera a impulsar lo de la academia. En el lanzamiento del libro sobre la Reforma agraria del doctor Carlos Lleras Restrepo, tuve la oportunidad de convenir con él una reunión en su casa en la que estudiamos en detalle el proyecto de estatutos.

Decidí regresar a Bogotá. A la sazón desempeñaba la presidencia del recién creado capítulo de la Sociedad Colombiana de Economistas, capítulo Bogotá Cundinamarca, el doctor Guillermo Silva Sánchez, quien con su particular dinamismo, le otorgó el mayor apoyo. Isidro, Guillermo y yo, sacamos copias de los estatutos y los enviamos a una veintena de personas. Contestaron expresando su deseo de hacer parte del cuerpo inicial de académicos, los doctores Lauchlin Currie, Enrique Caballero Escovar, Abdón Espinosa Valderrama, Enrique Low Murtra, Germán Colmenares, Hernán Jaramillo Ocampo, Eduardo Sarmiento Palacio, Hernán Echavarría Olózoga, Miguel Urrutia, Francisco Ortega Acosta y Jorge Ruiz Lara. El economista José Fernando López, editor de la página económica de El Tiempo divulgó ampliamente nuestra intención de crear la academia, con lo que nos dio un notable impulso.

Así las cosas, llamé al doctor Lleras por teléfono y accedió a reunirse con nosotros. Asistimos Hernando Gómez Otálora, Isidro Parra, Jorge Child, Guillermo Silva y Jorge Navas. En esa reunión elaboramos la lista básica de los académicos de número y convinimos en convocar una asamblea de fundadores. En el Club de Economistas e invitados por el capítulo de Bogotá Cundinamarca, nos sentamos a manteles Jorge Méndez Munévar, Hernando Gómez Otálora, Mariano Arango, Javier Fernández Riva, Gentil Rojas Libreros, Julio Silva-Colmenares, Bernardo García, Clemente Forero y yo, quienes aprobamos los estatutos y nombramos una mesa directiva provisional encargada, básicamente, de hacer los trámites para la obtención de la personería jurídica (acta de constitución de la ACCE).


A los 2 meses escasos llevamos a cabo la instalación solemne en el paraninfo de la Academia de la Lengua, acto al que concurrieron como invitados especiales los doctores Belisario Betancur, presidente de la República, Carlos Lleras Restrepo, en calidad de presidente honorario de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, Augusto Ramírez Ocampo ministro de Relaciones Exteriores y los presidentes de las academias integrantes del Colegio Máximo quienes actuaron en calidad de testigos de honor. En ese acto se leyeron mensajes del señor expresidente Alfonso López Michelsen, de don Eduardo Guzmán Esponda, presidente de la Academia de la Lengua y del doctor Eduardo Umaña, decano de derecho de la Universidad Nacional y se entregaron los primeros diplomas y medallas de los miembros fundadores.

Bajo la dirección de la Mesa directiva provisional se publicó el primer libro de la academia Ensayos de teoría y política económicas, se recibieron varios académicos en actos públicos en la Sociedad de Amigos del País, la Academia de la Lengua y la Biblioteca Luis Ángel Arango. Una vez obtenida la personería jurídica, gracias a la diligente colaboración del doctor Gustavo Esguerra, gobernador de Cundinamarca, se procedió a convocar esta sesión especial de la que ha de salir elegida la primera directiva en propiedad de la academia. 

Instalación de la ACCE el 3 de julio de 1984 en el Paraninfo de la Academia de la Lengua

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Aparecen de izquierda a derecha los doctores Jorge Navas Pinzón, Guillermo Silva, Raúl Alameda Ospina, Hernando Gómez Otálora, el presidente de la República Belisario Betancur, el expresidente Carlos Lleras Restrepo, Julio Silva-Colmenares, Jesús Antonio Bejarano, Manuel Rodríguez, Bernardo Ramírez, Augusto Ramírez Ocampo y Guillermo González Mosquera.

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Entrega del diploma como miembro de Número al académico Raúl Alameda Ospina por parte del presidente de la República Belisario Betancur. El economista Alameda desempeñó el cargo de secretario perpetuo desde 1984 hasta 2011, año en que fallece.

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